Dicen que en el territorio de lo imaginado todos somos iguales. Imaginan los ricos e imaginan los pobres, los hombres, las mujeres y quienes no se corresponden. Imaginan los políticos, los albañiles y también los banqueros. Imaginan los que ganaron y también los que perdieron. Imaginan, algunos más, otros menos. Imaginan los libres y también imaginan los presos.